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Ischigualasto: Un increíble parque triásico

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Ubicado a 330 km de la ciudad capital de San Juan, el Parque Nacional Ischigualasto se presenta como la base de partida de increíbles excursiones que permiten conocer – a través de un circuito guiado – un terreno que depara muchas sorpresas que prometen impactar.

Popularmente conocido como “Valle de la Luna”, este fascinantemente extraño lugar del mundo ocupa unas 62 mil hectáreas y es, junto a su vecino Parque Nacional Talampaya, en la provincia de La Rioja, Patrimonio de la Humanidad.

Su importancia radica en el valor científico de los hallazgos paleontológicos realizados en el lugar, donde se encuentra una secuencia prácticamente completa del Período Triásico de la Era Mesozoica. Recorrer Ischigualasto significa posar los pies sobre los mismos caminos que hace 180 millones de años recorrieron los dinosaurios.

El suelo de aspecto lunar y las particulares geoformas esculpidas por el agua, el sol y el viento sobre las rocas a lo largo de millones de años, hacen de este un sitio de otro planeta. Visitarlo permite espiar la evolución de la Tierra.

En el ingreso a Ischigualasto, el Cerro Morado regala la vista de paredes verdaderamente enormes. Para obtener las mejores panorámicas hay caminatas hasta su cumbre. En la cima se avistan cóndores y se observa la particular vegetación del lugar: especies de monte, cactáceas, retamas y jarillas.

Por allí deambulan guanacos, zorros y vizcachas. Hacia el interior del Parque, el circuito principal – que se recorre exclusivamente en vehículo y con la compañía de un guía autorizado – alcanza 42 km y lleva 3 horas de duración. Durante el paseo se realizan paradas para tomar las infaltables fotografías en las estaciones: El Gusano, Valle Pintado, Cancha de Bochas, El Submarino y El Hongo, donde se descubre el trabajo sereno, permanente pero inclaudicable, de la naturaleza: las piedras presentan aquí extrañas y misteriosas formas.

En las noches de luna llena, en la oscuridad sanjuanina la luz del satélite terrestre vuelve a Ischigualasto aún más extraño y deslumbrante. Recorrer el Valle Pintado, observar las caprichosas geoformas (El Submarino, La Esfinge, Las Bandejas, El Hongo), andar la antigua tierra de los dinosaurios en el silencio de la noche es una experiencia única e inolvidable, para la vista y para el espíritu.

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